ACERCA DE LA POESÍA DE ACCIÓN. Diego Barboza

El trabajo que realizo y que llamo poesía de acción se nutre de la relación arte-vida: la búsqueda de la armonía humana, de la poesía que se crea a través de la comunicación, una forma de expresión inédita y universal de comunicar nuestras vivencias y realidades, una ficción de futuro.

¿Dónde está el origen de mi poesía de acción? Las experiencias de las fiestas de pueblos, las retretas, los carnavales, los ambientes de bambalinas de colores y piñatas donde se celebran los cumpleaños, llenaron mi imaginación de fantasía y sueños, sin separarme de la realidad, por el contrario, uniéndome a ella, unión que expresé plásticamente a través de un lenguaje, el lenguaje de acción. Los hechos estimulaban en mí una como nostalgia del futuro, al mismo tiempo que una añoranza del pasado, reminiscencias de lo vivido en la infancia.


Diego Barboza hace que el público
participe, juegue y concluya la obra.

Entrega sus “Pro” y logra “Pro-Testas”,
que coronan las cabezas de los participantes.


¿Cómo se desarrolla plásticamente la acción? Tomo el espacio cotidiano como soporte para la creación de la acción, que trazo a través de un itinerario donde va a suceder el hecho plástico, dándole una forma orgánica al plano geométrico del espacio citadino, es decir, al espacio urbano lo convierto en un gran escenario sin límites donde se desarrolla la acción. Utilizo para ello calles, plazas, parques, mercados y otros espacios abiertos de la ciudad.

Tomo en cuenta los factores ambientales de clima e intensidad del sol, el color de las casas y edificios, las características de la vegetación, así como los factores culturales que ligan a una población con sus ancestros.

Para dinamizar el acontecer urbano utilizo elementos que contrasten con el aspecto habitual del ámbito, propongo una acción lúdica que se sucede a partir de elementos constitutivos efímeros, que proporcionan los medios a través de los cuales se desencadenan situaciones psicológicas, que por momentos nos sumergen en realidades no cotidianas. El transeúnte se convierte en actor de un hecho al participar directamente en la acción; cada individuo que utiliza los elementos que ofrezco elabora la obra por el sólo hecho de participar y porque no se establecen diferencias jerárquicas entre los participantes.

El vocabulario normal de la ciudad se ve confrontado a un suceso que altera las relaciones normales de ésta, por lo que ambiente-elementos-transeúntes, se convierten en el poema de acción. En mi trabajo la proposición es tan plástica como humana.

Cuando entrego los elementos busco una identificación del público con ellos; el espectador-partícipe los toma sin timidez debido a la sencillez de los mismos ya que son extraídos del mundo cotidiano, puesto que son realizados con materiales de desecho de nuestra sociedad consumista y convenidos en factores de la creación.

En las diferentes etapas de mi trabajo he utilizado FORMAS matrices que sirven como núcleos que definen plásticamente los poemas de acción.

Ellas son:

1. Veladuras. Las mismas aparecen como elementos translúcidos o transparentes, que al mismo tiempo cubren y descubren. Ejemplo de ello son las “50 muchachas con redes”, evento realizado en Londres en 1970 y “El ciempiés”, también en Londres, en 1971. En el primer caso utilicé redes tejidas por mí mismo; en el segundo caso, “esparterie”, tela translúcida y coloreada.

2. Coberturas. Aquí empleé telas opacas, de colores muy vivos, que no dejaban ver a través de ellas, pero que servían para cubrir y ayudar a la identificación colectiva. Las ideas básicas fueron; protección e identificación, ambas entendidas simbólicamente, la primera con referencia a las condiciones ambientales (físicas y culturales) que rodean al hombre contemporáneo, la segunda tendiendo a una fusión con los aspectos regionales y nacionales de la propia historia colectiva. Ejemplo de ello “La caja del cachicamo”, acontecimiento que tuvo lugar en Caracas en 1974 y en San Felipe de Yaracuy en 1975.

3. Pro-Testas. A diferencia de los elementos anteriores, no Ocultan ni disimulan la identidad, sino que sirven de índice para señalar y rescatar el aspecto pensante del hombre, obnubilado actualmente por la masificación. Los ejemplos estarían constituidos por “Ponte un sombrero y acompáñanos”, evento ejecutado en Londres en 1970; en “Con sombreros y redes en calles de París”, del mismo año en esa ciudad; en “Cachicamo I”, efectuado en Caracas en 1973 y en “Protestas en azul, blanco y rojo”, que tuvo lugar también en Caracas, en 1981.

En todos estos poemas de acción hay una búsqueda de la identidad a través del ocultamiento y voy una y otra vez a lo más auténtico de mi ser para proponer una respuesta colectiva, donde el poema se convierte así en testimonio que hilvana fragmentos de la memoria colectiva. El resultado final tiene algo de ficción y realidad, de racionalidad y magia, de vuelta al pasado y de propuesta para el futuro.

Con el lenguaje de acción se desmitifican los medios tradicionales del arte. Este lenguaje constituye una apertura a nuevas posibilidades plásticas acordes con la era en que vivimos, era de cambios constantes, donde un colectivo humano democrático reemplaza cada vez más estructuras sociales elitéscas, basadas en una valla entre las clases sociales favorecidas y las marginadas con respecto al hecho artístico. Mi poesía de acción se convierte así en un hecho social, popular, que propone un diseño para la comunidad del futuro.